“Tengo suerte de poder quedarme en su casa: los alquileres en Madrid están imposibles. Pero ¡es tan extraño! …¿Se enfadará si se lo pregunto?’
-Oye… -dijo al fin- …¿Por qué tienes todos estos trastos en casa?
-Por si un día los necesito. Me gusta ser precavido.
No se atrevió a preguntar nada más, aunque le hubiera gustado saber como había conseguido subir hasta el ático ese tractor…
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