
En el estrecho callejón vi a unos seres enjutos que cacareaban en una mueca horrible.
-Están riendo- aclaró mi anfitrión que, afortunadamente, se había ofrecido a acompañarme en aquel primer paseo-. Son los apedreantes.
Mi ceja izquierda adoptó la forma de un interrogante: sabía que esa era la forma adecuada de expresarme en aquel lugar al que me había trasladado hacía escasas horas.
-Los apedreantes... -insistió mi acompañante-. Los cobardes, los que trabajan de linchadores...
¡Ah, sí! Me habían contado que en aquel extraño mundo eran los cobardes quienes se encargaban de linchar a pedradas a los "elementos peligrosos" y a los disidentes.
Sí, ya recordaba, eran los apedreantes. Los cobardes.
ay! aminúsculA querida.
ResponderEliminarTus pinturas, tus relatos-reflexión-fábula-moraleja.
Nos pones "las pilas" de tan preciosa forma.
Muchos besos
Bueno, los que trabajan de linchadores son siempre los cobardes. Creo que estoy en peligro!! Pero no me da ningún miedo...
ResponderEliminarUn besito, ami
Bueno en éste mundo que cada día es más difícil vivir, resulta que hasta no hacer, ni pensar como algunos "cobardes" quieren es delito :(
ResponderEliminarNo importa, ser natural y original es lo que hace la diferencia.
Un beso y feliz inicio de semana.
Corazón...
;o)
Los que tiran la piedra y esconden la mano, y los ojos, y el corazó. Sólo ejercitan su bifida lengua...cobardes, lo dicho.
ResponderEliminarBesos muchos
Los apedreantes, aquellos cobardes que necesitan de algo para mostrar su valentía.
ResponderEliminarInteresante reflexión la que se extrae del relato. Como la vida misma :(.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu post sobre el fallo del jurado del concurso.
Un beso
Tienes un universo muy particular, sigue así...
ResponderEliminarBesos