Aunque tenía los documentos en regla, se sintió un poco nervioso. Algo podía salir mal, podían instarle a recitar algún poema en francés o la tabla del cuatro en alemán; cualquier cosa era posible, los controles habían llegado a límites insospechados, según había oído contar a quienes no lo consiguieron.
Los guardianes de la razón habían inventado tantos trucos para cazar a los fugitivos, tantas maneras de volverlos cuerdos de un plumazo, que casi nadie lograba ya pisar las tierras de la locura, o de los sueños y de las absurdas historias cómicas. La realidad tenía las fronteras bien bien cerradas y muy poquitos podían resistir recitar la tabla del cuatro en alemán cuando se les preguntaba, hasta tal punto estaban acostumbrados a contestar por reflejo a las preguntas formuladas, hasta tal punto conocían todas las respuestas correctas.
- ¿La hormiga o la cigarra? -preguntó malévolo el aduanero y en ese momento supo que tendría que volver a la cordura.
hummmm estamos atrapados
ResponderEliminarse las arreglarán para hacernos volver
:)
besos mil, guapa aminúsculA
Quizá el problema resida en no poder elegir con libertad, en tener que responder sí o sí...
ResponderEliminarBesitos
Vaya... a mí me hubieran pillado, fijo.
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