La tenían por mala cocinera, o, lo que es peor, por mala esposa. Con algo de razón, incluso ella misma tenía que admitirlo, aun sabiendo que poco o nada podía hacer por cambiarlo.
Cada día se despertaba con la mejor de las intenciones. Abría el libro de recetas y elegía la mejor de las recetas para encandilar el paladar de su amado. Se vestía y salía a comprar los ingredientes frescos. Escogía cada pieza con cuidado. Al llegar a casa lo arreglaba todo en el frigorífico y dejaba el instrumental preparado sobre la repisa: los cuchillos, la tabla de cortar, las especias, la olla, los trapos limpios... Ya distendida, pues le sobraba más de media mañana, leía un poco. Contestaba correos y llamaba a las amigas.
Y aquí era donde sucedía el desastre: llegado el momento de guisar entraba en la cocina y (esto ocurría a diario) descubría que se le había ido la olla. Estaba todo allí, los cuchillos, los trapos, todo. Todo excepto la olla.
jajaja... Se puede luchar contra muchas cosas, pero contra las ollas que se van, resulta una difícil tarea.
ResponderEliminarBesitosss
Ya te digo, Luz, a mí me pasa continuamente y todavía no he encontrado solución.
ResponderEliminarBesosss
Ja, ja, ja, ja, ja, ja, es la historia de mi vida!
ResponderEliminarCreo que tengo una solución... Eso sí, dependeremos de la buena voluntad de la gente: llenemos la ciudad de carteles con una foto de esa olla ida, y con un "WANTED" debajo.
Siento desanimarte, Mercedes, pero no funciona, ya lo he intentado. Cuando la olla se va, pues se va. Luego regresa solita a casa, pero al día siguiente vuelve a las andadas (literalmente).
ResponderEliminarSe nos va la olla cada vez con más frecuencia, no importa la edad ni el sexo. La mente en sí es un enigma y cada vez son más frecuentes sus fugas. Lo bueno es admitir que nos ocurre y tomar conciencia de que ocurrirá de nuevo: a partir de ello vigilarla para conseguir un buen guiso (y que no nos queme…)
ResponderEliminarUnos textos magníficos. Saludos.
Según con qué cosas, Chula, no hay manera de que no se vuelva a escapar. Es como si la pobre se negara :(
ResponderEliminarGracias.
primero la olla, luego se le irá las pinzas,será un no par ar...
ResponderEliminarAy, Bohemia, no había caído en la cuenta con lo de las pinzas... Un desastre, ¡un desastre!
ResponderEliminar...hombre, honestamente, no creo que hubiera ido muy lejos, no???
ResponderEliminar....excepto si es Express!!!!
ResponderEliminarUna mujer de esa clase tiene olla express, por supuesto, Orleans. Cualquiera le sigue los pasos!
ResponderEliminar...y como siempre, a las mujeres se les va la olla. A todas las mujeres.
ResponderEliminarY a los hombres también, Alan, no sabes lo difícil que es encontrar uno que te espere con la comida preparada. En serio te lo digo, se les va del todo.
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